Entrevistan a Alondra Castillo en el Entrevistas Podcast Ciudad Mosaico

Este programa se edita los miércoles a las 13:30 hrs en la Radio Valentín Letelier, el cual pertenece a la Universidad de Valparaíso. En esta ocasión escuchamos a una socia de ACHIM quien es doctora en Salud Pública, fonoaudióloga, magíster en Musicoterapia, Instagram Logo - Vectores y PSD gratuitos para descargar @pajarita_cantora, activista feminista, tutora de talleres en Gerópolis.

En esta instancia dialogan sobre vejez, género, la importancia de nuestras voces -las de todas, todos y todes- para apuntar a la equidad y el buen vivir.

Puedes escuchar el Podcast desde aquí:
https://www.mixcloud.com/RadioValentinLetelier/entrevista-ciudad-mosaico-ep-18_20231130/

Musicoterapeutas chilenos entrevistados por la Asociación Mexicana de musicoterapia (AMME)

Creando vínculos sonoros, reflexivos y epistemológicos sobre nuestra disciplina

Desde el 2021 a la fecha nuestros asociados han participado en diversas instancias colaborando con la generación de espacios reflexivos y nutritivos en relación a la musicoterapia y sus áreas de intervención. 

En esta nota de la Asociación Chilena de Musicoterapia (ACHIM), queremos agradecer la confianza y hermandad con la Asociación Mexicana de Musicoterapia (AMME) quienes abriendo las puertas y ventanas virtuales han convocados a socios activos a participar en una serie de entrevistas lideradas por miembros de AMME.

Una de las primeras participantes de este espacio fue Patricia Lallana Urrutia, de Argentina, quien en nuestro país ha sido una de las fundadoras del Postítulo en Terapias de Arte mención Musicoterapia de la Universidad de Chile y docente, desde 1999. Ella es Licenciada en Musicoterapia de la Universidad del Salvador (Buenos Aires, Argentina), Magister en Teoría y Práctica Gestáltica de la Universidad Mayor (Chile), con formación en Terapias Corporales, Psico-corporales, Artísticas y Psicodrama (Argentina-Chile), en Mindfulness y Cultivo de la Compasión.

En este espacio noviembre de 2021 compartió sobre la “Musicoterapia en el ámbito clínico (Ser y hacer musicoterapia)”, donde con sus más de 30 años de trayectoria nos convoca junto con su entrevistadora a realizar un trabajo ético, comprensivo y compasivo desde el quehacer del musicoterapeuta.

Puedes ver la entrevista completa aquí: https://www.youtube.com/watch?v=S0BSRbS66Zw

En el año 2023 dos musicoterapeutas han participado de este ciclo de entrevistas entre ellos los representantes de Chile ante el CLAM y actuales integrantes de la Directiva 2023-2025 de ACHIM.

En marzo, Emanuel Cerebello González, Musicoterapeuta de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se ha especializado en el desarrollo musical temprano en niños, niñas y jóvenes con y sin diagnóstico clínico, siendo la discapacidad múltiple el área de mayor investigación y desarrollo. En el año 2018 concreta sus diplomados de Rítmica Dalcroze (EM) e Investigación Científica (USEK). En 2019 egresa como magíster en docencia académica en la USEK.

Ha promovido el espacio de investigación en musicoterapia y tecnología musical MTTM en la escuela especial Jan Van Dijk, perteneciente a CORPALIV. En esta entrevista comparte un análisis desde la discusión epistemológica que acontece en la disciplina de la musicoterapia, en específico a la manera en la cual se ha institucionalizado y los desafíos que implica repensar la praxis y la generación de conocimiento desde el contexto actual.

Puedes ver la entrevista completa aquí: https://www.youtube.com/watch?v=EWjTTWzTMQo&t=6s

Nicolás Espinoza, es Musicoterapeuta clínico. Licenciado en Música de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magister en Musicoterapia en Illinois State University, Estados Unidos. Diplomado en Neuropsicología Social Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, Colombia. Evaluador MATADOC nivel de competencia. Certificado en la Clasificación Internacional de la Función, de la Discapacidad y de la Salud.

Es Facilitador de Duelo por el Children’s Bereavement Center, Estados Unidos. Musicoterapeuta Neurológico por la Academia de Musicoterapia Neurológica Unkefer Thaut. Miembro Director de la nueva directiva de la Asociación Chilena de Musicoterapia. Representante de Chile en la Comisión de Construcción de Conocimiento del Comité Latinoamericano de Musicoterapia. Miembro de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile y de la Sociedad de Geriatría de Chile. Actualmente se desenvuelve en las áreas neurológica, geriátrica y paliativa en Viña del Mar. La entrevista estuvo vinculada a la temática “Musicoterapia, Geriatría y Cuidados Paliativos”, una perspectiva de promoción de la salud desde un trabajo vincular-relacional que involucra físico-social-emocional-cognitivo-comunitario

Puedes ver la entrevista completa aquí: https://www.youtube.com/watch?v=6lUpUI99R_4

Agradecemos a los colegas de México que realizaron cada una de estas entrevistas Karen Weber, Eugenia Hernández, Melina Sztryk y quienes han promovido este espacio desde AMME y a nuestros asociados de ACHIM por contribuir en la generación de conocimiento en Musicoterapia.

Entrevista AMME Mireya González

Este año comenzó con nuevas participaciones de musicoterapeutas en encuentros internacionales como lo fue el 2do encuentro internacional de musicoterapeutas organizado por la Asociación de Musicoterapeutas en México (AMME). Este evento se desarrolló el día 28 de enero de 2023, con motivo del Día de la Musicoterapia en México. El evento fue desarrollado de manera online y de libre acceso mediante Zoom.

En esta instancia Mireya González Musicoterapeuta por parte de la Universidad de Chile y Licenciada en Artes de la Universidad de Ottawa, Canadá. Ha sido Coordinadora del Departamento de Musicoterapia en Coaniquem (Corporación de ayuda al niño quemado), desde el 2007. También ha sido exponente en congresos nacionales e internacionales sobre la intervención de musicoterapia con pacientes con secuelas de quemadura y atención en crisis. Ha ejercido como musicoterapeuta en el Hospital Sótero del Río en Santiago, Chile. Se ha desempeñado como miembro del Comité para intervenciones en crisis globales, de la World Federation of Music Therapy (WFMT).

Compartió sobre su experiencia y trabajo que resume parte de su trayectoria y desempeño en COANIQUEM denominada «Significado que tiene para la enfermera la intervención musical durante las curaciones de pacientes pediátricos con quemaduras (estudio cualitativo-fenomenológico).

 

Entrevista a Rodrigo Quiroga

Entrevista a Rodrigo Quiroga

Rodrigo estudió Licenciatura en Teoría de la Música en la Universidad de Chile antes de realizar el postitulo en Musicoterapia en la misma casa de estudios. Luego, continuó perfeccionándose en Australia, para después volver a Chile e integrar la directiva de Achim hasta el 2018, además de ser parte del cuerpo docente que forma musicoterapeutas en nuestro país y desempeñarse en esta disciplina del área de la salud en variadas instituciones. En esta entrevista, nos cuenta cómo ha sido este camino.

Rodrigo, ¿cómo llegaste a la musicoterapia?

Empecé a estudiar musicoterapia en el año 2006, y la verdad fue una decisión un poco circunstancial. Había terminado mi pregrado de Licenciatura en Teoría de la Música en la Chile, y con ese pregrado me vi con pocas opciones, o al menos sin un campo que me llamara la atención. En ese momento podría haber optado por docencia, pero no era algo que me interesara. Pensé en seguir psicología, pero en ese entonces no quería estudiar otros cinco años.

Yo sabía de musicoterapia lo mismo que sabe cualquier persona, e incluso en ese tiempo menos todavía, así que fue más bien una apuesta. Yo digo que fue algo circunstancial, pero finalmente de alguna forma sentí que tenía que pasar, porque ya estudiando me di cuenta de qué era realmente la musicoterapia y me sentí muy identificado, sentí que encontré un camino nuevo que me hacía sentido y que integraba mi formación anterior, pero le daba otro rumbo. ¿Lo sabía? No, no lo sabía, pero lo encontré durante el postítulo. Y así llegué, fortuitamente.

¿Cómo fue tu paso por el postitulo y tu camino hacia Australia?

Yo alcancé a entrar en la  generación que todavía coordinaba Susanne Bauer. Las tres cabezas que coordinaban el tema eran Susanne Bauer, Patricia Ubilla y Patricia Lallana. Ellas hacían la formación en términos generales y había otros pocos profesores musicoterapeutas. Usualmente venían docentes de otras áreas, como invitados, por lo que ellas tres eran nuestros referentes. Susanne Bauer era un gran referente.

El postítulo fue muy de ir descubriendo, tanto desde lo teórico como desde otras áreas, sobre todo desde la parte  experiencial. O sea, si me preguntas de qué me acuerdo yo del postitulo, es de la parte experiencial, el ramo de “Improvisación Grupal” y el ramo de la Paty Lallana: “Musicoterapia Corporal” y “Forum Creativo”. Eso fue lo que más me quedó. ¿Por qué? Porque me tocó un grupo rico, donde me sentí en confianza, donde siento que me transformé de alguna forma, entonces, el vivir eso le dio más sentido a lo que estaba estudiando. Creo que hubiera sido muy distinto si no hubiera tenido ese ingrediente de realmente poder vivenciar un proceso de desarrollo, de cambio y de grupo, que yo no había tenido antes en mi formación como licenciado en música. Me acuerdo muy poco actualmente de contenidos, pero ese proceso es lo que más rescato, porque siento que fue una transformación.

Fue muy linda la experiencia y quedé muy motivado. Y esa motivación fue la que me hizo decidir seguir estudiando. Al terminar de estudiar, y creo que esto le pasa a mucha gente que estudia musicoterapia, sientes que te queda muchísimo todavía por aprender, que no tienes tantas herramientas, como un poco “en pañales”. Los que venimos de la rama de la música, sentimos que nos falta el área de psicología, y los que vienen de psicología sienten que no se manejan como músicos, siempre hay una sensación de que falta algo al terminar los estudios.

Entonces, decidí seguir estudiando, y como aquí el postítiulo era la única formación disponible -y aún lo es- empecé a averiguar por formaciones en el extranjero a través de Becas Chile en ese tiempo. Postulé a un Magister en la Universidad de Melbourne, Australia. También pensé en Estados Unidos, en la Temple University porque ahí estaba Kenneth Bruscia, pero estratégicamente escogí una Universidad mejor rankeada para poder obtener la beca. Hice bien, en todo caso, fue una experiencia increíble, con todo lo que conlleva, cambiarme de país, de cultura, de círculo social, etc.

¿Cómo compararías ambas formaciones de musicoterapia?

Yo creo que en términos generales, el Magister de Australia complementó mi formación en Chile. ¿por qué? Porque lo que más rescaté del postitulo fue, como ya mencioné, lo experiencial.  Cuando me fui Australia, se me abrió un mundo al ver el nivel de la musicoterapia allí, tanto en términos de investigación, de actualización de la teoría y de evidencia y pensé, “pero ¿y por qué yo no sabía esto?!”.

En el fondo, lo que no tenía una formación, lo tenía la otra. El magister de Australia no tenía formación en procesos grupales, no había énfasis vivencial. Más bien se enfocaba en el desarrollar ciertas habilidades musicoterapéuticas, pero no en la persona del terapeuta. Por otro lado, había un ramo de “Aplicaciones de la Musicoterapia”, en que se usaba la evidencia científica existente para diversas poblaciones de usuarios. Yo sentía que mientras yo seguía leyendo el libro de Modelos de Musicotearpia de Bruscia, había un mundo de investigación reciente y en constante crecimiento que no conocía.

La verdad salté a un ámbito más académico y de investigación, más actualizado, más activo y dinámico. Otra ventaja que tenía la formación en Australia es que contemplaba prácticas todos los semestres. Partías con una práctica de observación, después una con un poco más de responsabilidad, hasta que tenías una ya más independiente. Además estas prácticas eran en distintos ámbitos, por lo que trabajé en un hogar de ancianos, en un hospital con adultos con cáncer y un hospital pediátrico. Todos lugares donde ya había musicoterapeutas contratados. En ese tiempo también eso para mí era muy nuevo, o sea, yo fui al hospital pediátrico -que además era un hospital público- el Royal Children’s Hospital de Melbourne, y había cinco musicoterapeutas contratados, uno para trabajar con adolescentes, otro para neonatos, otro en oncología, en medicina general y otro en post cirugía, que fue donde estuve yo. Era como alucinante, me sentía en otro planeta.

Pero, como dije, la formación australiana no tenía ramos experienciales o de trabajo en los vínculos, por lo que no hubiera cambiado una formación por la otra. Por eso creo que se complementaron muy bien. Y eso me brindó más confianza, pues por un lado sentía que la formación de Chile me había dado unos recursos: vivenciar el proceso de grupo, conocer el impacto del vinculo en el trabajo terapéutico. Y la formación en Melbourne me había dado otros: saber la importancia de la práctica basada en la evidencia, y entrenamiento en diferentes ámbitos de trabajo. Que son aspectos que en cierta forma se empezaron a enfatizar posteriormente en el postitulo chileno.

Y luego de estudiar en Australia, ¿cómo fue tu regreso a Chile en relación con la musicoterapia?

Yo volví acá con ganas de trabajar en un hospital. Sorprendentemente pensaba que no que habilidades para trabajar con niños, pero sin embargo, fue una de las prácticas que más me gustó en Autralia. Siempre pensé en trabajar con adultos, pero finalmente llegué al hospital pedíatrico y encontré que era tan diferente, tan dinámico, me gustó mucho. Entonces, llegué con la intención de abrir un espacio de musicoterapia hospitalaria pediátrica. Yo soy muy partidario de abrir espacios nuevos para la musicoterapia, porque funciona. En mi experiencia, he podido trabajar exclusivamente de musicoterapeuta y usualmente en las áreas que yo me he propuesto.

Así, abrí un espacio en la Clínica Las Condes, en hospitalización pediátrica, que duró un tiempo acotado, pero fue muy enriquecedor. De allí continué en esa clínica, pero trabajando de forma individual con pacientes con TEA, gracias al apoyo de la neuróloga infantil Lorena Pizarro, quien me ayudó a generar un espacio de atención, donde  aprendí enormemente acerca de esa área. Por otro lado, me interesó trabajar con adultos en salud mental, por lo que abrí talleres en clínicas psiquiátricas. Con todo esto quiero decir que, si bien toma motivación y esfuerzo trabajar como musicoterapeuta en Chile, es bastante factible.

Después, tuve la posibilidad de trabajar en el Hospital Calvo Mackenna – donde estoy actualmente- gracias a Stefanie Fleddermann que estaba trabajando ahí en el área de oncología pediátrica. Trabajamos siete horas a la semana que distribuimos entre la atención ambulatoria para los chicos que van a hacerse quimio -en el centro TROI- y el área de hospitalizados para trasplante de médula ósea (TMO). Es un programa financiado por la Fundación “Vivir+Feliz”, que tiene como misión normalizar la experiencia de hospital para niños con cáncer y que de alguna forma sigan siendo niños aun cuando están pasando por tantos cambios y situaciones difíciles. Por eso es que construyen y diseñan centros de atención más amigables y además financian terapias complementarias como juegoterapia, risoterapia y musicoterapia para acompañarlos en su proceso.

Cuéntanos sobre tu cargo de docente en el Postitulo de musicoterapia.

Cuando volví de Australia, estaba Silvia Andreu como coordinadora del Postitulo. Ella había sido compañera mia cuando estudié. En ese entonces se estaban empezando a hacer algunas modificaciones en la formación, como incluir más musicoterapeutas en el cuerpo docente y también asignaturas nuevas. En ese contexto, yo partí haciendo un electivo de Métodos Receptivos. En ese tiempo el énfasis era la improvisación, y no tanto los otros métodos (receptivos, recreativos, composicionales). En Australia, yo había tenido la suerte de aprender métodos receptivos con Denise Grocke, así que llegué con la idea de traer todo eso. Fue un electivo muy bonito, se inscribió mucha gente, y además como se abría por primera vez, se se invitó a otros musicoterapetuas –no estudiantes- que estuvieran interesados en inscribirse. A mi parecer, ya que hay cuatro tipos  de métodos, los cuatro deberían enseñarse por separado, porque tienen características y utilidades distintas, y el postitulo ha ido cambiando en esa dirección.

También apoyé con ramos como “fundamentos de la musicoterapia”, “musicoterapia en niños” e “improvisación grupal”, que actualmente tengo a cargo junto con Patricia Ubilla.  A mí me encanta, yo por mi enseñaría todos los ramos, porque todos me gustan.

El postítulo se ha modificado mucho desde que yo estudié, era algo que tenía que pasar. Y en general ha sido para mejor, con más docentes musicoterapeutas especialistas en distintas áreas, más actualizado y más ecléctico en los abordajes.  

¿Cómo llegaste a Achim y cómo fue tu experiencia?

Bueno, yo siento que para trabajar en musicoterapia, más allá de siquiera estar involucrado en la asociación, hay que haber tenido una experiencia realmente satisfactoria y enriquecerdora durante la formación. Haber hecho ese “click”, esa transformación que te deja motivado. Porque, creo que un ingrediente esencial es la motivación. Yo pienso que -y ahí hago el link con la actual directiva- a nosotros nos pasó que cuando estudiamos en el postítulo formamos un grupo que quedó muy motivado y, finalmente, cuando se presentó la oportunidad de un cambio de directiva en Achim, nosotros quisimos participar. Espontáneamente, creo que fue así, en mi memoria al menos, en el sentido de que queríamos hacer cosas, pero sentíamos que queríamos mantener ese núcleo de personas que habíamos forjado. 

Veníamos de estudiar dos años juntos en el postítulo, sentíamos que funcionábamos muy bien juntos y teníamos ideas muy similares de musicoterapia, entonces, trabajar en Achim surgió a partir de esa convicción de que se podíamos hacer mucho más, que es generalmente como parten todos. Creo que es necesaria esa energía, es necesario ese idealismo, esa motivación, porque en realidad es un trabajo un poco ingrato, entonces se hace por pura motivación.

Yo creo que todos los que estuvimos en esa directiva hicimos “click” en nuestra formación. De hecho, todos, de una u otra forma, hemos seguido trabajando como musicoterapeutas, nos hizo mucho sentido. Y cuando entramos a Achim entramos con muchas ganas. Teníamos las ideas, había personas como Silvia, que es súper organizada y ejecutiva, e hicimos varias cosas: empezamos conversaciones con el misniterio de Salud, creamos el día de la Musicoterapia, el Primer Congreso Nacional, etc. Esos son los logros que yo más rescato, de nuestra época de mayor energía y sinergia. Nos apoyábamos mucho entre nosotros, sin ese apoyo hubiera sido un poquito más cuesta arriba.

Fue un periodo largo, con reelecciones, y ya para cuando hicimos el Congreso Nacional siento que, al menos yo, tenía menos energía. Yo estaba estudiando psicología además y ni siquiera pude estar presente ese fin de semana, tenía clases. Y así, paulatinamente este núcleo sinérgico de personas también empezó desgastarse, nos costaba más reunirnos y estábamos cansados. En mi opinión, estuvimos en la directiva más tiempo del que deberíamos haber estado, o que cualquiera debería, porque no había nadie más para asumir los cargos. Y es entendible por un lado, es una pega ingrata, y creo que si no tienes esa motivación, cuesta mucho hacerla.

Y estábamos en eso, cansados, cuando surgió una nueva generación de alumnos del postítulo que tenía esa motivación, y que personalmente me recordaban mucho a la experiencia de grupo que tuve yo, y que aceptaron tomar el desafío de ser la nueva directiva. Lo que no me extraña, porque siento que tienen la energía para hacer cambios y para seguramente más adelante formar musicoterapeutas y abrir muchas otras puertas.

Nosotros como directiva tuvimos una muy buena etapa, pero luego nos ganó el desgaste. Y creo que está bien, es necesario que haya rotación. Especialmente para aprovechar cuando hay motivación al cambio en otros musicoterapeutas y en nuevas generaciones. Esa misma motivación que impulsa a trabajar de musicoterapeutas exclusivamente, a hacer docencia, a abrir puertas para la musicoterapia, etc. porque tenemos la convicción de que la musicoterapia ayuda mucho y de que estamos en la profesión que tenemos que estar.

Supimos que irás al Congreso Mundial de musicoterapia, ¿podrías contarnos algo sobre eso?

Sí, postulé con dos trabajos y los dos fueron aceptados así que estoy muy contento. Uno es con Stefanie Fleddermann, acerca del trabajo que hacemos en oncología pediátrica en el hospital Calvo Mackenna. El otro fue con Carolina Muñoz, donde vamos a mostrar la experiencia del proyecto “Upa Mamá” que realizamos con niños con Síndrome de Down y sus padres/cuidadores. Ambas experiencias muy bonitas, muy satisfactorias y que estoy muy ansioso de poder compartir con colegas de otros paises en el Congreso Mundial de Sudáfrica 2020.


Les compartimos el siguiente video, publicado por Rodrigo Quiroga en su canal de Youtube, en el que explica de forma sencilla qué es la musicoterapia:

Entrevista a Patricia Lallana

Entrevista a Patricia Lallana

Patricia Lallana es una de las creadoras del Postitulo en Musicoterapia de la Universidad de Chile y Socia fundadora de la Asociación Chilena de Musicoterapia. Desde que llegó a Chile en 1991, el camino que ha recorrido ha sido largo y fructífero, y sin duda es una de las personas gracias a las cuales la musicoterapia ha ganado terreno en nuestro país. En esta entrevista nos cuenta sobre este camino, sobre su visión de la disciplina en Chile y sobre su logro más reciente: Instalar la musicoterapia en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

¿Cuándo llegaste a Chile y cómo fue tu inserción en el área de la musicoterapia?

Érase el año 91, yo recién estaba recibida de la carrera de musicoterapia. En esa época sólo existía la formación en la Universidad del Salvador, en Buenos Aires. Previamente había venido de vacaciones y había conocido a una psicopedagoga, que me dijo “mira acá no hay musicoterapeutas, por qué no te vienes, te puedo derivar pacientes, es súper interesante lo que haces”, y a mí me encantó Chile así que, al poco tiempo me vine a vivir acá, a la 5ta región, donde me contacté con Aspaut, y ese fue mi primer trabajo. Empecé a trabajar también en un jardín infantil, como profesora de artes musicales y corporales, integrando técnicas de Psicomotricidad Relacional desde la metodología planteada por A. Lapierre y B. Acouturier. También me venía a Santiago una vez a la semana, a la Villa de Vida Natural en Tomás Moro, donde hacía talleres de musicoterapia para niños. Y entonces, yo creo que, porque éramos las 3 únicas musicoterapeutas en Chile, con una formación académica, nos conocimos con Patricia Ubilla y con Susanne Bauer, no recuerdo si en el 91 o en el 92. Y cuando nos conocimos empezamos a juntarnos, también con Valeska Sigren, que estudió musicoterapia en Inglaterra, y que fue la que introdujo la musicoterapia en el Centro Comunica. Luego, en el 93 yo me vine a vivir a Santiago, porque empecé a trabajar también en la Escuela de Terapia Corporal, y eso permitió que nos empezamos a juntar con más frecuencia las cuatro, y a pensar, a soñar cosas, a crear… ya teníamos la intención de hacer una asociación, me acuerdo de que hacíamos reuniones en las cuales invitábamos a más profesionales de áreas afines a la musicoterapia, del ámbito de la salud y educación.Queríamos hacer algo, darle más énfasis y más fuerza a la disciplina, pensábamos cómo hacer una formación, veíamos que el pregrado era imposible siendo sólo cuatro musicoterapeutas, entonces pensábamos en hacer algo más corto, tipo diplomado o postitulo, para empezar a formar más musicoterapeutas en Chile, y así surgió, entre reuniones y reuniones, con mucha gente que se fue acercando e interesando. Susanne Bauer conoció a Luis Merino (Decano de la Facultad de Artes de la U. de Chile) y a Mimí Marinovic, quien también tenía el sueño de crear el postitulo de arteterapia en la Universidad de Chile, y gracias a las gestiones de Susanne , Mimi Marinovic, Luis Merino y Rebeca León (Directora de la Escuela de Posgrado de la Facultad de Artes, en esos años), en el 99´ se inicia el Postitulo de Musicoterapia de la Universidad de Chile y en el 2000 el Postítulo de Arteterapia, ambos programas vigentes hasta el día de hoy.

En la imagen: Susanne Bauer, Patricia Lallana y Patricia Ubilla.

¿Cómo es tu trabajo en la Escuela de Terapia Corporal?

Siempre he trabajado paralelamente allí, primero como docente y luego como coordinadora académica y socia de la fundadora y directora de la Escuela, Lucila Geralnik. Es una escuela privada, en la cual se desarrolló una modalidad de integración de las terapias artísticas-corporales y los procesos grupales (Arteterapia, Musicoterapia, Terapia Corporal y Procesos Grupales). Esta  propuesta de integración viene de mi propia experiencia de formación en Buenos Aires, en la que yo, además de cursar  la carrera de musicoterapia, salía de la facultad y a la tarde me iba a la Asociación Argentina de Psicodrama, para formarme como “Yo Auxiliar” en psicodrama, y tomaba cursos de Terapias Corporales (Expresión Corporal, Eutonía, Psicomotricidad, etc. ), entonces fui siempre integrando, nutriéndome de otras terapias artísticas que me parecían fascinantes y súper integrables al encuadre de la musicoterapia. Y la Escuela de Terapia Corporal me dio la posibilidad y también la plataforma como para poder integrar lo que a mí me hacía sentido, por mi quehacer profesional y mi paradigma existencial. Sumar todas estas artes que se complementan, se potencian, y que yo veía con los mismos pacientes que atendía, con los cuales a veces no era a través de la música el primer contacto, si no a través del cuerpo, y de ahí nos íbamos a la música, y de ahí a la expresión plástica. Este entramado de experiencias artísticas y corporales me facilitaba el vínculo y el proceso terapéutico, y siento que es la modalidad que me hizo más sentido y me brindó mejores herramientas para el trabajo.

Imágenes de la Escuela de Terapia Corporal

Y en el Postitulo, también empecé a introducir, en mi asignatura, el trabajo corporal dentro de la musicoterapia, ya que para mí era súper importante que el musicoterapeuta también tuviera “cuerpo”, y pudiera también tener herramientas teóricas y prácticas de las terapias corporales, las artes plásticas, el psicodrama, las técnicas gestálticas, etc., o sea, elementos de las otras terapias creativas y expresivas. Después estudié Terapia Gestalt, y siempre me he seguido formando en los distintos modelos y métodos de musicoterapia (Plurimodal, Benenzon, GIM, Mt. Hospitalaria, etc.), ya que siento que es fundamental estar actualizado y además, compartir en estos espacios académicos con los otros musicoterapeutas.

¿Cómo surgió ACHIM?

Fue alrededor del año 2005. Como ya desde el ´99 al 2004 habían egresado varios musicoterapeutas del postítulo de la Universidad de Chile, que además eran personas muy motivadas, veíamos que para darle más fuerza a la musicoterapia en Chile, necesitábamos tener nuestra asociación, como una plataforma de

presentación y difusión de la disciplina; y también como un espacio de estudio (tener una biblioteca), de investigación, de encuentro entre profesionales y  de capacitación, con la posibilidad de traer invitados internacionales. Y nos costó mucho, mucho, porque esto empezó a hablarse en el 2002, 2003 y fueron muchas las reuniones que hicimos para armar esta asociación, hasta que finalmente logramos el “quorum” requerido para constituirnos como Asociación Gremial. Después de mucho esfuerzo, finalmente resultó.

Yo fui parte de la primera directiva de ACHIM, en el rol de directora.

En la imagen, Directiva Achim 2006.

En el año 2007, con todo el entusiasmo, propusimos a Chile como sede del III Congreso Latinoamericano de Musicoterapia y V Encuentro del Comité Latinoamericano de Musicoterapia (CLAM), el cual realizamos en la sede Las Encinas de la Facultad de Artes de la U. de Chile, con invitados internacionales muy importantes, como la Dra. Marly Chagas (Brasil), el Dr. Even Ruud (Noruega), el Dr. Diego Schapira (Argentina), etc.                                 

Esta fue una pega tremenda que hicimos como directiva, con la colaboración de los alumnos del postítulo y los musicoterapeutas de Chile, quedamos exhaustos pero muy felices porque resultó todo muy bien. Después de ese primer período en la Directiva de ACHIM, me “jubilé” y dejé la posta para los futuros musicoterapeutas que han ido egresando y lo han hecho de maravillas.                                                               

En el Postítulo de Musicoterapia también hubo cambios, ya que en el año 2010 Susanne Bauer, coordinadora desde 1999, se fue a vivir a Alemania y se delegó la coordinación a la Musicoterapeuta Silvia Andreu, quien estuvo hasta el 2018, quien a su vez la delegó a la musicoterapeuta Carolina Muñoz, actual coordinadora. Pienso que estos cambios permiten al postítulo y a ACHIM mantenerse “vitales”, actualizados, con nuevas propuestas y con la fuerza que las nuevas generaciones le dan.

¿Cómo nació el Diplomado en Recursos Musicoterapéuticos de la Universidad de Valparaíso?

En el año 2010 me trasladé a vivir a Reñaca, y tras conocer al Dr. Sebastián Fuentes, surgió la posibilidad de impartir un curso electivo semestral de “Musicoterapia y Medicina” para estudiantes de 4to. a 7mo. año de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso. Este curso lo impartíamos 4 docentes: Dr. Juan Eurolo, Dr. Sebastián Fuentes, Dr. Claudio León y yo. Esto se mantuvo durante 6 años, y era la primera vez que se hacía musicoterapia en la Facultad. Los estudiantes que participaban venían con inquietudes distintas, no se veían como médicos “tradicionales”, y tenían una sensibilidad artística, social y emocional que los motivaba a conocer y experimentar otras formas de intervenir en el ámbito de la salud y en lo comunitario. Este curso no tenía como requisito ser músico, entonces se abría también el espectro a muchos estudiantes, y que dio un muy buen resultado. Incluso fueron tomando algunas dinámicas de musicoterapia para las distintas actividades y jornadas de la universidad (ritos mechones, encuentros de estudiantes, etc.)

Y es por esto, que con el Dr.Sebastián Fuentes comenzamos a pensar en crear un programa de Diplomado en la Universidad de Valparaíso, desde la Escuela de Medicina. Esto se concreta finalmente, después de mucho trabajo, en el año 2018 con el nombre de Diplomado en Recursos Musicoterapéuticos para el Abordaje en Salud y Educación. Nuestra intención con el Diplomado fue brindar un espacio de formación no sólo a los profesionales, sino también a las personas con formaciones técnicas en las áreas de salud y educación (Tens, auxiliares, asistentes, etc.), quienes también necesitan de nuevas herramientas para su trabajo. Al igual que en el postítulo de la U. de Chile, los postulantes deben pasar por un proceso de evaluación de habilidades musicales y una entrevista personal para ser aceptados.

En la imagen: Patricia y su trabajo en el área de primera infancia.

¿Cómo ves a los musicoterapeutas acá en Chile?

Yo creo que, en Chile, hemos sabido resolver muy bien todos los conflictos y diferencias que se han presentado entre los musicoterapeutas. Todavía somos pocos y con formaciones diversas en pre y posgrados, y veo con alegría, que cada vez se dan más instancias de diálogo, intercambio y de trabajo en conjunto. A pesar de lo complejo que ha sido y es, ACHIM se ha mantenido vivo todos estos años, y siempre han surgido liderazgos y equipos que se comprometen fuertemente con la disciplina, incluso en la actualidad, hay un grupo de musicoterapeutas de las distintas generaciones del postitulo, que están trabajando en pos del reconocimiento de la musicoterapia por parte del MINSAL, como parte del Núcleo de Terapias Expresivas de Chile, que integra Arteterapia, Danzaterapia, Dramaterapia y Musicoterapia. El contar con este reconocimiento será clave para la inserción de la musicoterapia en el país. Lo positivo, es que veo que cada vez hay más demanda de musicoterapeutas en instituciones públicas y privadas, y en esto ACHIM ha sido fundamental, como un espacio de legitimación profesional.         

Lamentablemente, al vivir fuera de Santiago me ha costado mucho estar en las reuniones de ACHIM, pero siempre intento estar de alguna manera presente, estando al día con la cuota anual y apoyando las gestiones. Me interesa que ACHIM crezca, me interesa que se hagan muchas cosas. Como “eterna aprendiz” me encanta seguir formándome ¡me encanta! entonces, qué rico tener estos espacios en donde todos aprendemos de las experiencias de los otros, sentir que TODOS estamos construyendo y validando a la musicoterapia en Chile; y para ello ACHIM es fundamental, porque genera estos espacios de encuentro y crecimiento. Bueno, esa es mi forma de estar en la musicoterapia y en la vida: porosa, receptiva, tribal!!!  apoyémonos, ayudémonos, porque esto nos sirve a todos.

En la imagen: Patricia y su trabajo en el área de primera infancia, en el que integra otros elementos además de los sonoros-musicales.

Uno de mis sueños, es lograr que se imparta el pregrado de musicoterapia en Chile.  Cuando vino Karina (Ferrari) ella me decía ¡te apoyo! Pensemos en cómo convalidar a los que han hecho el postitulo, reconocer algunos ramos, para que nadie se sienta mal….. y lo mismo estamos viendo con Carolina Muñoz respecto a los egresados del diplomado de la UV , para que puedan hacer el postítulo de la U. de Chile, convalidando algunas asignaturas/horas, y que todos puedan aprender, formarse, porque todos queremos saber más, hacer las cosas mejor.                                                                                                             

Entonces esa es mi intención, hacer las cosas cada vez mejor, que nos sirva a todos, y en equipo, complementarnos, lograr articularnos con un espíritu colaborativo. Me encanta esto que instalaron ustedes (directiva de achim) del saludo cumpleañero, me encanta el sello que le están dando a ACHIM, afectivo, cercano, dicharachero, íntimo. Y es como eso, construir comunidad real, cercana, que nos sintamos, que nos apoyemos, y eso se trasmite, se contagia y se siente. Me encantó lo que se generó en el seminario de Karina, porque ella es muy transparente con su trabajo y muy humana, muy generosa, de decir miren chicos esto sirve, tomen, lo comparto, léanlo, difúndalo, porque la idea es que se multiplique, que todos aprendamos, entonces me encanta ese espíritu que la Karina trajo, inyectó. Yo siento que en Chile por lo menos, a pesar de todo, y los pocos tiempos y el estrés en el que andamos, hemos logrado generar un colectivo musicoterapéutico rico, que nos apoyamos, que nos acompañamos.

¿Cómo fue tu inserción como musicoterapeuta en el Hospital de la Universidad de Chile?

La historia comienza en el año 2003, cuando llega a cursar el postítulo Rosa Elena Castro, Enfermera Jefe de la Unidad de Quimioterapia del Hospital Clínico de la U. de Chile.  Ella estaba súper interesada en introducir la musicoterapia dentro del hospital, y fue así como, yo le propuse que ella realizara su práctica del 4to semestre en el hospital, junto con otro compañero.  Se realizó en el 2004 la primera práctica de musicoterapia con pacientes oncológicos, y desde ese año hasta la actualidad, el hospital se ha transformado en un espacio de práctica clínica para los alumnos del postítulo. Las unidades en las cuales se han realizado la mayoría de las intervenciones son Quimioterapia, Hematología Oncológica, Neonatología, UPC, CREA, Fertilización Asistida.

Por esto, ya había antecedentes de la musicoterapia en el hospital, y siempre nos pasaba que cuando terminaba el semestre de práctica, los equipos de salud de las distintas unidades nos decían “que pena que se vayan, pasan muchas cosas con los pacientes y con el equipo, esto es muy bueno, vemos que esto tiene buenos resultados, que hace bien, por qué se van”. Estuvimos 15 años intermitentemente, 1 semestre cada año y medio, y esto seguiría así mientras no hubiera un cargo de musicoterapeuta en el hospital.       

En el 2018, se comunica conmigo la Dra. Cecilia Plaza, Médica Familiar y jefa de la Unidad de Medicina Integrativa del Hospital. El contacto surge a través de la Dra. Mónica Galanti, del Ministerio de Salud, quien está desde hace tiempo trabajando en las gestiones de la acreditación de la musicoterapia y otras terapias (Arteterapia, Danzaterapia, Dramaterapia y Musicoterapia) el cual se agrupa bajo el nombre de Núcleo de Terapias Expresivas.                                                                   

La Dra. Cecilia Plaza estaba armando el equipo profesional de la UMI (Unidad de Medicina Integrativa) y estaba muy interesada en integrar musicoterapia, ya que al igual que la Acupuntura, son las terapias “complementarias” que cuentan con mayor evidencia científica. Al comienzo, y gracias a las gestiones de Víctor Zapata, quien es Asesor de Gestión y Encargado de Proyectos del Hospital, la Fundación del Hospital me contrata los primeros 5 meses de trabajo (11 horas semanales), en los cuales atiendo sólo pacientes ambulatorios (fundamentalmente derivados de salud mental). Es en mayo de 2019, cuando se me contrata oficialmente en el hospital, y por el mismo número de horas semanales (11), que se me permite también la atención de pacientes hospitalizados.

La experiencia desde entonces ha sido muy buena, ya que ha ido creciendo la demanda por musicoterapia desde las distintas unidades del hospital.  Algunos médicos desde el conocimiento de nuestra disciplina, y 

otros por “intuición” de que esta es una terapia que “hace muy bien” , y no sólo al paciente, sino también a las familia y los funcionarios de las unidades.

Para validar la musicoterapia y generar evidencia, hemos estado trabajado rigurosamente en la elaboración de protocolos de atención, criterios de derivación, indicadores de evaluación, protocolos de higiene y desinfección del setting, etc.

En las imágenes: Patricia junto al equipo de la Unidad de Medicina Integrativa del HCUCH.

Especialmente, junto al equipo de la UPC (unidad de pacientes críticos), gracias al interés del Dr. Carlos Romero y la EU Verónica Rojas, hemos elaborado un proyecto de investigación de musicoterapia con pacientes, familias y cuidadores, el cual fue aprobado por la dirección médica del hospital, y que esperamos en enero 2020, realizar la primera publicación. Esta investigación se realizará durante los próximos 3 años.

Desde mayo de este año, también se ha creado una alianza del hospital con el postítulo, para que sea un espacio de prepráctica de observación de 2 meses, además de la práctica final, de 5 meses.

Soy una enamorada de mi trabajo, y agradezco los espacios que, desde que llegué a Chile en el 91´, se han abierto para poder desarrollarme, tanto en el ámbito académico como clínico. Me siento feliz (y a veces cansada) del “largo y sinuoso” camino recorrido. Pero con mucha energía de seguir siendo parte de esta “tribu” musicoterapéutica que crece, se regionaliza, se enriquece de saberes diversos y se contagia de pasión y sentido.