Patricia Lallana es una de las creadoras del Postitulo en Musicoterapia de la Universidad de Chile y Socia fundadora de la Asociación Chilena de Musicoterapia. Desde que llegó a Chile en 1991, el camino que ha recorrido ha sido largo y fructífero, y sin duda es una de las personas gracias a las cuales la musicoterapia ha ganado terreno en nuestro país. En esta entrevista nos cuenta sobre este camino, sobre su visión de la disciplina en Chile y sobre su logro más reciente: Instalar la musicoterapia en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile.

¿Cuándo llegaste a Chile y cómo fue tu inserción en el área de la musicoterapia?

Érase el año 91, yo recién estaba recibida de la carrera de musicoterapia. En esa época sólo existía la formación en la Universidad del Salvador, en Buenos Aires. Previamente había venido de vacaciones y había conocido a una psicopedagoga, que me dijo “mira acá no hay musicoterapeutas, por qué no te vienes, te puedo derivar pacientes, es súper interesante lo que haces”, y a mí me encantó Chile así que, al poco tiempo me vine a vivir acá, a la 5ta región, donde me contacté con Aspaut, y ese fue mi primer trabajo. Empecé a trabajar también en un jardín infantil, como profesora de artes musicales y corporales, integrando técnicas de Psicomotricidad Relacional desde la metodología planteada por A. Lapierre y B. Acouturier. También me venía a Santiago una vez a la semana, a la Villa de Vida Natural en Tomás Moro, donde hacía talleres de musicoterapia para niños. Y entonces, yo creo que, porque éramos las 3 únicas musicoterapeutas en Chile, con una formación académica, nos conocimos con Patricia Ubilla y con Susanne Bauer, no recuerdo si en el 91 o en el 92. Y cuando nos conocimos empezamos a juntarnos, también con Valeska Sigren, que estudió musicoterapia en Inglaterra, y que fue la que introdujo la musicoterapia en el Centro Comunica. Luego, en el 93 yo me vine a vivir a Santiago, porque empecé a trabajar también en la Escuela de Terapia Corporal, y eso permitió que nos empezamos a juntar con más frecuencia las cuatro, y a pensar, a soñar cosas, a crear… ya teníamos la intención de hacer una asociación, me acuerdo de que hacíamos reuniones en las cuales invitábamos a más profesionales de áreas afines a la musicoterapia, del ámbito de la salud y educación.Queríamos hacer algo, darle más énfasis y más fuerza a la disciplina, pensábamos cómo hacer una formación, veíamos que el pregrado era imposible siendo sólo cuatro musicoterapeutas, entonces pensábamos en hacer algo más corto, tipo diplomado o postitulo, para empezar a formar más musicoterapeutas en Chile, y así surgió, entre reuniones y reuniones, con mucha gente que se fue acercando e interesando. Susanne Bauer conoció a Luis Merino (Decano de la Facultad de Artes de la U. de Chile) y a Mimí Marinovic, quien también tenía el sueño de crear el postitulo de arteterapia en la Universidad de Chile, y gracias a las gestiones de Susanne , Mimi Marinovic, Luis Merino y Rebeca León (Directora de la Escuela de Posgrado de la Facultad de Artes, en esos años), en el 99´ se inicia el Postitulo de Musicoterapia de la Universidad de Chile y en el 2000 el Postítulo de Arteterapia, ambos programas vigentes hasta el día de hoy.

En la imagen: Susanne Bauer, Patricia Lallana y Patricia Ubilla.

¿Cómo es tu trabajo en la Escuela de Terapia Corporal?

Siempre he trabajado paralelamente allí, primero como docente y luego como coordinadora académica y socia de la fundadora y directora de la Escuela, Lucila Geralnik. Es una escuela privada, en la cual se desarrolló una modalidad de integración de las terapias artísticas-corporales y los procesos grupales (Arteterapia, Musicoterapia, Terapia Corporal y Procesos Grupales). Esta  propuesta de integración viene de mi propia experiencia de formación en Buenos Aires, en la que yo, además de cursar  la carrera de musicoterapia, salía de la facultad y a la tarde me iba a la Asociación Argentina de Psicodrama, para formarme como “Yo Auxiliar” en psicodrama, y tomaba cursos de Terapias Corporales (Expresión Corporal, Eutonía, Psicomotricidad, etc. ), entonces fui siempre integrando, nutriéndome de otras terapias artísticas que me parecían fascinantes y súper integrables al encuadre de la musicoterapia. Y la Escuela de Terapia Corporal me dio la posibilidad y también la plataforma como para poder integrar lo que a mí me hacía sentido, por mi quehacer profesional y mi paradigma existencial. Sumar todas estas artes que se complementan, se potencian, y que yo veía con los mismos pacientes que atendía, con los cuales a veces no era a través de la música el primer contacto, si no a través del cuerpo, y de ahí nos íbamos a la música, y de ahí a la expresión plástica. Este entramado de experiencias artísticas y corporales me facilitaba el vínculo y el proceso terapéutico, y siento que es la modalidad que me hizo más sentido y me brindó mejores herramientas para el trabajo.

Imágenes de la Escuela de Terapia Corporal

Y en el Postitulo, también empecé a introducir, en mi asignatura, el trabajo corporal dentro de la musicoterapia, ya que para mí era súper importante que el musicoterapeuta también tuviera “cuerpo”, y pudiera también tener herramientas teóricas y prácticas de las terapias corporales, las artes plásticas, el psicodrama, las técnicas gestálticas, etc., o sea, elementos de las otras terapias creativas y expresivas. Después estudié Terapia Gestalt, y siempre me he seguido formando en los distintos modelos y métodos de musicoterapia (Plurimodal, Benenzon, GIM, Mt. Hospitalaria, etc.), ya que siento que es fundamental estar actualizado y además, compartir en estos espacios académicos con los otros musicoterapeutas.

¿Cómo surgió ACHIM?

Fue alrededor del año 2005. Como ya desde el ´99 al 2004 habían egresado varios musicoterapeutas del postítulo de la Universidad de Chile, que además eran personas muy motivadas, veíamos que para darle más fuerza a la musicoterapia en Chile, necesitábamos tener nuestra asociación, como una plataforma de

presentación y difusión de la disciplina; y también como un espacio de estudio (tener una biblioteca), de investigación, de encuentro entre profesionales y  de capacitación, con la posibilidad de traer invitados internacionales. Y nos costó mucho, mucho, porque esto empezó a hablarse en el 2002, 2003 y fueron muchas las reuniones que hicimos para armar esta asociación, hasta que finalmente logramos el “quorum” requerido para constituirnos como Asociación Gremial. Después de mucho esfuerzo, finalmente resultó.

Yo fui parte de la primera directiva de ACHIM, en el rol de directora.

En la imagen, Directiva Achim 2006.

En el año 2007, con todo el entusiasmo, propusimos a Chile como sede del III Congreso Latinoamericano de Musicoterapia y V Encuentro del Comité Latinoamericano de Musicoterapia (CLAM), el cual realizamos en la sede Las Encinas de la Facultad de Artes de la U. de Chile, con invitados internacionales muy importantes, como la Dra. Marly Chagas (Brasil), el Dr. Even Ruud (Noruega), el Dr. Diego Schapira (Argentina), etc.                                 

Esta fue una pega tremenda que hicimos como directiva, con la colaboración de los alumnos del postítulo y los musicoterapeutas de Chile, quedamos exhaustos pero muy felices porque resultó todo muy bien. Después de ese primer período en la Directiva de ACHIM, me “jubilé” y dejé la posta para los futuros musicoterapeutas que han ido egresando y lo han hecho de maravillas.                                                               

En el Postítulo de Musicoterapia también hubo cambios, ya que en el año 2010 Susanne Bauer, coordinadora desde 1999, se fue a vivir a Alemania y se delegó la coordinación a la Musicoterapeuta Silvia Andreu, quien estuvo hasta el 2018, quien a su vez la delegó a la musicoterapeuta Carolina Muñoz, actual coordinadora. Pienso que estos cambios permiten al postítulo y a ACHIM mantenerse “vitales”, actualizados, con nuevas propuestas y con la fuerza que las nuevas generaciones le dan.

¿Cómo nació el Diplomado en Recursos Musicoterapéuticos de la Universidad de Valparaíso?

En el año 2010 me trasladé a vivir a Reñaca, y tras conocer al Dr. Sebastián Fuentes, surgió la posibilidad de impartir un curso electivo semestral de “Musicoterapia y Medicina” para estudiantes de 4to. a 7mo. año de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso. Este curso lo impartíamos 4 docentes: Dr. Juan Eurolo, Dr. Sebastián Fuentes, Dr. Claudio León y yo. Esto se mantuvo durante 6 años, y era la primera vez que se hacía musicoterapia en la Facultad. Los estudiantes que participaban venían con inquietudes distintas, no se veían como médicos “tradicionales”, y tenían una sensibilidad artística, social y emocional que los motivaba a conocer y experimentar otras formas de intervenir en el ámbito de la salud y en lo comunitario. Este curso no tenía como requisito ser músico, entonces se abría también el espectro a muchos estudiantes, y que dio un muy buen resultado. Incluso fueron tomando algunas dinámicas de musicoterapia para las distintas actividades y jornadas de la universidad (ritos mechones, encuentros de estudiantes, etc.)

Y es por esto, que con el Dr.Sebastián Fuentes comenzamos a pensar en crear un programa de Diplomado en la Universidad de Valparaíso, desde la Escuela de Medicina. Esto se concreta finalmente, después de mucho trabajo, en el año 2018 con el nombre de Diplomado en Recursos Musicoterapéuticos para el Abordaje en Salud y Educación. Nuestra intención con el Diplomado fue brindar un espacio de formación no sólo a los profesionales, sino también a las personas con formaciones técnicas en las áreas de salud y educación (Tens, auxiliares, asistentes, etc.), quienes también necesitan de nuevas herramientas para su trabajo. Al igual que en el postítulo de la U. de Chile, los postulantes deben pasar por un proceso de evaluación de habilidades musicales y una entrevista personal para ser aceptados.

En la imagen: Patricia y su trabajo en el área de primera infancia.

¿Cómo ves a los musicoterapeutas acá en Chile?

Yo creo que, en Chile, hemos sabido resolver muy bien todos los conflictos y diferencias que se han presentado entre los musicoterapeutas. Todavía somos pocos y con formaciones diversas en pre y posgrados, y veo con alegría, que cada vez se dan más instancias de diálogo, intercambio y de trabajo en conjunto. A pesar de lo complejo que ha sido y es, ACHIM se ha mantenido vivo todos estos años, y siempre han surgido liderazgos y equipos que se comprometen fuertemente con la disciplina, incluso en la actualidad, hay un grupo de musicoterapeutas de las distintas generaciones del postitulo, que están trabajando en pos del reconocimiento de la musicoterapia por parte del MINSAL, como parte del Núcleo de Terapias Expresivas de Chile, que integra Arteterapia, Danzaterapia, Dramaterapia y Musicoterapia. El contar con este reconocimiento será clave para la inserción de la musicoterapia en el país. Lo positivo, es que veo que cada vez hay más demanda de musicoterapeutas en instituciones públicas y privadas, y en esto ACHIM ha sido fundamental, como un espacio de legitimación profesional.         

Lamentablemente, al vivir fuera de Santiago me ha costado mucho estar en las reuniones de ACHIM, pero siempre intento estar de alguna manera presente, estando al día con la cuota anual y apoyando las gestiones. Me interesa que ACHIM crezca, me interesa que se hagan muchas cosas. Como “eterna aprendiz” me encanta seguir formándome ¡me encanta! entonces, qué rico tener estos espacios en donde todos aprendemos de las experiencias de los otros, sentir que TODOS estamos construyendo y validando a la musicoterapia en Chile; y para ello ACHIM es fundamental, porque genera estos espacios de encuentro y crecimiento. Bueno, esa es mi forma de estar en la musicoterapia y en la vida: porosa, receptiva, tribal!!!  apoyémonos, ayudémonos, porque esto nos sirve a todos.

En la imagen: Patricia y su trabajo en el área de primera infancia, en el que integra otros elementos además de los sonoros-musicales.

Uno de mis sueños, es lograr que se imparta el pregrado de musicoterapia en Chile.  Cuando vino Karina (Ferrari) ella me decía ¡te apoyo! Pensemos en cómo convalidar a los que han hecho el postitulo, reconocer algunos ramos, para que nadie se sienta mal….. y lo mismo estamos viendo con Carolina Muñoz respecto a los egresados del diplomado de la UV , para que puedan hacer el postítulo de la U. de Chile, convalidando algunas asignaturas/horas, y que todos puedan aprender, formarse, porque todos queremos saber más, hacer las cosas mejor.                                                                                                             

Entonces esa es mi intención, hacer las cosas cada vez mejor, que nos sirva a todos, y en equipo, complementarnos, lograr articularnos con un espíritu colaborativo. Me encanta esto que instalaron ustedes (directiva de achim) del saludo cumpleañero, me encanta el sello que le están dando a ACHIM, afectivo, cercano, dicharachero, íntimo. Y es como eso, construir comunidad real, cercana, que nos sintamos, que nos apoyemos, y eso se trasmite, se contagia y se siente. Me encantó lo que se generó en el seminario de Karina, porque ella es muy transparente con su trabajo y muy humana, muy generosa, de decir miren chicos esto sirve, tomen, lo comparto, léanlo, difúndalo, porque la idea es que se multiplique, que todos aprendamos, entonces me encanta ese espíritu que la Karina trajo, inyectó. Yo siento que en Chile por lo menos, a pesar de todo, y los pocos tiempos y el estrés en el que andamos, hemos logrado generar un colectivo musicoterapéutico rico, que nos apoyamos, que nos acompañamos.

¿Cómo fue tu inserción como musicoterapeuta en el Hospital de la Universidad de Chile?

La historia comienza en el año 2003, cuando llega a cursar el postítulo Rosa Elena Castro, Enfermera Jefe de la Unidad de Quimioterapia del Hospital Clínico de la U. de Chile.  Ella estaba súper interesada en introducir la musicoterapia dentro del hospital, y fue así como, yo le propuse que ella realizara su práctica del 4to semestre en el hospital, junto con otro compañero.  Se realizó en el 2004 la primera práctica de musicoterapia con pacientes oncológicos, y desde ese año hasta la actualidad, el hospital se ha transformado en un espacio de práctica clínica para los alumnos del postítulo. Las unidades en las cuales se han realizado la mayoría de las intervenciones son Quimioterapia, Hematología Oncológica, Neonatología, UPC, CREA, Fertilización Asistida.

Por esto, ya había antecedentes de la musicoterapia en el hospital, y siempre nos pasaba que cuando terminaba el semestre de práctica, los equipos de salud de las distintas unidades nos decían “que pena que se vayan, pasan muchas cosas con los pacientes y con el equipo, esto es muy bueno, vemos que esto tiene buenos resultados, que hace bien, por qué se van”. Estuvimos 15 años intermitentemente, 1 semestre cada año y medio, y esto seguiría así mientras no hubiera un cargo de musicoterapeuta en el hospital.       

En el 2018, se comunica conmigo la Dra. Cecilia Plaza, Médica Familiar y jefa de la Unidad de Medicina Integrativa del Hospital. El contacto surge a través de la Dra. Mónica Galanti, del Ministerio de Salud, quien está desde hace tiempo trabajando en las gestiones de la acreditación de la musicoterapia y otras terapias (Arteterapia, Danzaterapia, Dramaterapia y Musicoterapia) el cual se agrupa bajo el nombre de Núcleo de Terapias Expresivas.                                                                   

La Dra. Cecilia Plaza estaba armando el equipo profesional de la UMI (Unidad de Medicina Integrativa) y estaba muy interesada en integrar musicoterapia, ya que al igual que la Acupuntura, son las terapias “complementarias” que cuentan con mayor evidencia científica. Al comienzo, y gracias a las gestiones de Víctor Zapata, quien es Asesor de Gestión y Encargado de Proyectos del Hospital, la Fundación del Hospital me contrata los primeros 5 meses de trabajo (11 horas semanales), en los cuales atiendo sólo pacientes ambulatorios (fundamentalmente derivados de salud mental). Es en mayo de 2019, cuando se me contrata oficialmente en el hospital, y por el mismo número de horas semanales (11), que se me permite también la atención de pacientes hospitalizados.

La experiencia desde entonces ha sido muy buena, ya que ha ido creciendo la demanda por musicoterapia desde las distintas unidades del hospital.  Algunos médicos desde el conocimiento de nuestra disciplina, y 

otros por “intuición” de que esta es una terapia que “hace muy bien” , y no sólo al paciente, sino también a las familia y los funcionarios de las unidades.

Para validar la musicoterapia y generar evidencia, hemos estado trabajado rigurosamente en la elaboración de protocolos de atención, criterios de derivación, indicadores de evaluación, protocolos de higiene y desinfección del setting, etc.

En las imágenes: Patricia junto al equipo de la Unidad de Medicina Integrativa del HCUCH.

Especialmente, junto al equipo de la UPC (unidad de pacientes críticos), gracias al interés del Dr. Carlos Romero y la EU Verónica Rojas, hemos elaborado un proyecto de investigación de musicoterapia con pacientes, familias y cuidadores, el cual fue aprobado por la dirección médica del hospital, y que esperamos en enero 2020, realizar la primera publicación. Esta investigación se realizará durante los próximos 3 años.

Desde mayo de este año, también se ha creado una alianza del hospital con el postítulo, para que sea un espacio de prepráctica de observación de 2 meses, además de la práctica final, de 5 meses.

Soy una enamorada de mi trabajo, y agradezco los espacios que, desde que llegué a Chile en el 91´, se han abierto para poder desarrollarme, tanto en el ámbito académico como clínico. Me siento feliz (y a veces cansada) del “largo y sinuoso” camino recorrido. Pero con mucha energía de seguir siendo parte de esta “tribu” musicoterapéutica que crece, se regionaliza, se enriquece de saberes diversos y se contagia de pasión y sentido.