Cristina Solar González es miembro y socia fundadora de ACHIM. Cuenta con un amplia experiencia en danza, como bailarina y coreógrafa. Estudió pedagogía en U. de Chile Titulada como Profesora de Estado de Educación General Básica y postitulada en Musicoterapia de la misma casa de estudios.
Es especialista en Danza Educativa, Magister y Supervisora del Modelo Benenzon, llegando a ser la Directora del Centro Benenzon Chile. En esta entrevista nos cuenta cómo ha sido su andar por distintos caminos artísticos, educativos y terapéuticos.
Cristina, cuéntanos un poco de tu historia como bailarina.
A partir de los 6 años comencé a estudiar danza, primero en escuelas privadas, con algunos maestros particulares, más tarde en talleres y cursos en algunas universidades.
Integré el ballet de la Universidad Técnica del Estado, muchos años, casi 10. Estuve un tiempo en el Bafona, pero… tuve que retirarme cuando me enteré que estaba embarazada, una pausa bella!
La danza fue y será mi pasión de vida, mi motor, mi gran motivación y búsqueda. La danza y la música son imprescindibles en todo ser humano, conectarse con el cuerpo, con los sonidos, es mágico
Entre 1987 y 1993 fui parte del elenco de la Compañía Hispanoamericana de Zarzuelas. La compañía venía llegando de Lima, donde habían estado varios años presentándose con mucho éxito. Se instalaron aquí y llamaron para las audiciones. Fue un período maravilloso! aprender a compartir con tantas personas artistas un escenario, con bailarines, actores, cantantes y los músicos de la orquesta, genial!
¿Cómo fue tu acercamiento a la musicoterapia?
El primer acercamiento fue con la musicoterapia oriental. Tuve mucha cercanía con ella desde que la conocí en la década del 90, Una querida amiga, profesora de piano, me regaló una entrada para asistir al concierto del grupo “Tumata” (Estambul), que se presentaba en la Facultad de Artes.
Tanto fue mi interés con lo vivenciado que decidí investigar en profundidad. Tuve el placer de conocer a Meryem Kirgyz , discípula del Dr. Güvenc,. Esta musicotrapeuta impartió un curso en la Facultad de Artes, el cual tomé sin dudarlo. Estuve muy cerca de Meryem, asistiendo a varios de sus cursos; además el privilegio de hospedarla en mi casa.
¿Y cómo fue tu formación desde lo terapéutico?
Había trabajado desde la danzaterapia con algunos grupos de niños en situación de vulnerabilidad social, utilizando el movimiento, la danza y la música.
Entre los años 1988 y 1996 trabajé en diferentes colegios, centros culturales y Prodemu. Fui desarrollando un fuerte vínculo con lo social-comunitario, conocer a mujeres temporeras, a pobladoras, sus vidas, sus necesidades y aspiraciones; me motivaron…y comencé a ser parte de la comunidad.
Entonces descubrí nuevas herramientas terapéuticas, las cuales podía utilizar con estos grupos de personas. Una escucha diferente para comunidades con tanta carencias.
¿Cómo fue tu experiencia formándote como musicoterapeuta en el postitulo?
Afortunadamente soy muy intuitiva con el oído y eso para mí ha sido fundamental en el trabajo musical que he hecho, porque desde lo intuitivo he podido llegar a otros niveles del conocimiento y el trabajo con la música.
Por muchos años impartí clases de danza moderna y contemporánea, en distintas colegios y centros culturales de Santiago. Siempre intenté trabajar con música en vivo, pero…era un sueño! difícil tener asesor musical, entonces decidí incorporar la percusión, percutir para mis alumnos(as), danzar con los sonidos.
Cuando entré al postítulo estaba un poco asustada, era la única postulante profesora de danza, todos mis compañeros eran músicos. La vara estaba alta para mí! Mi formación estaba basada en la danza y no en la música.
No me olvido del examen, era inevitable la ansiedad. Fuí muy bien recibida por la profesora Susanne Bauer…me sentí cómoda enseguida y, pude cantar y percutir, justo lo que más dominaba.
Desde ese momento en adelante, mi objetivo fue sólo enfocarme en lo esencial, escuchar y observar lo más posible, aprender de mis compañeros(as) y profesores(as), aceptar mir errores y pedir ayuda cuando fuese necesario.
Una vez que terminaste tu formación, ¿cómo fue tu camino, cómo fuiste desarrollándote ya como musicoterapeuta profesional?
Siempre estuve ligada a la formación como docente, a la educación, y también al trabajo social comunitario, entonces desde ahí se fueron dando algunas oportunidades. Entre mis varios grupos de alumnos(as) hubo profesionales psicólogas que trabajaban en el área de salud y en educación, algunas de estas alumnas me pusieron en contacto con universidades y otras instituciones.
En calidad de musicoterapeuta voluntaria trabajé largo tiempo, al menos 6 años. Mi primera clase como musicoterapeuta fue en la Escuela de Psicología de PUC. Posteriormente trabajé en ONG’s y otras organizaciones. Unidad de Drogodependencia del Hospital Barros Luco. Intervención con hijos de pobladores del Cerro La Cruz de Valparaíso, tras el incendio de 2014, y un proyecto de “Musicoterapia para Operadores Comunitarios” en Universidad Católica del Maule, posterior al terremoto de 2010.
Mis primeros trabajos como musicoterapeuta independiente fueron realizados fuera de Santiago, algunos de ellos en la ciudad de Talca, ciudad con la que tengo muchos vínculos.
Conocí a Máximo González, médico y terapeuta floral uruguayo, con quien iniciamos un innovador proyecto de investigación, “Sonorizar las flores”, “Musicar las esencias”. El proyecto consistía en fusionar la musicoterapia y la terapia floral . Realizamos varios ciclos de talleres por espacio de 2 años.
Participé durante nueve años, como musicoterapeuta invitada, al interior de la cátedra de Medicina Deportiva de la Escuela de Kinesiología de la Universidad de Chile.
Actualmente cuento con un espacio propio; Crisol Centro de Danza y Musicoterapia en el cual se realizan clases de artes visuales, música, danza y musicoterapia.
Como musicoterapeuta realizo intervenciones en autismo (niños), ACV (adultos) y embarazo (adolescentes y adultos).
Al interior de Crisol funciona Centro Benenzón Chile, desde 2014, espacio del cual soy directora desde esa fecha. En CBCH se realiza la formación en Terapia Benenzon, basada en el Modelo Benenzon de Musicoterpia.
¿Cómo ha sido tu camino en el Modelo Benenzon?
Mientras estudiaba en el postítulo descubrí uno Modelo que me fascinó; el Modelo Benenzon de Musicoterapia. Lo utilicé para el marco teórico de mi monografía. Me hacía mucho sentido la triada cuerpo-sonido-música, tres pilares en los que se basa originalmente el Modelo Benenzon de Musicoterapia. Fue entonces que decidí viajar a Buenos Aires para profundizar estudios en este Modelo. Entre los años 2008 y 2010 realicé la formación completa para la obtención del diploma de supervisora y magíster en el Modelo Benenzon. Aunque esta formación no es académica, es reconocida por la Fundación Benenzon en Argentina, centros Benenzon de Europa y Latinoamérica y la Benenzon International Academy.
Con el tiempo fui descubriendo que existen algunos detractores de este Modelo, especialmente en Argentina; a su vez hay miles de profesionales musicoterapeutas, médicos, pedagógos y artistas de todo el mundo, que no sólo admiran su Modelo , sino que incorporan esta terapia en su quehacer profesional y personal.
En octubre de 2014 realicé, en la ciudad de Talca, el primer nivel de esta formación en calidad de expositora. Posteriormente repetí este nivel, en Santiago, en enero de 2015 hasta completar el programa.
El Modelo Benenzon de Musicoterapia, el cual fuera reconocido como tal en el Noveno Congreso Mundial de Musicoterapia por la World Federation of Music Therapy (WFMT) se ha ido trasformando en los años posteriores hasta la actualidad. A partir del año 2012, aproximadamente, este Modelo ha incorporado nuevos conceptos, como el principio de ISO (Altshuler), hoy llamado identidad sensorial sonora (ISE).
Rolando Benenzon ya no habla de musicoterapia, ni de Modelo, sino de Terapia Benenzon. Esta terapia se basa en la triada cuerpo-sonido-no verbal.
Hoy Benenzon cambia la palabra musicoterapeuta por terapeuta, paciente por “el otro”, Instrumento por mediador y observador por contemplador., entre otros.
¿Cómo ha sido tu experiencia de estar en el cargo de Directora del Centro Benenzon?
Fui elegida por mis pares el año 2015 en una asamblea de Centro Benenzon Chile. Desde esa fecha CBCH, funciona al interior de Crisol Centro de Arte y Musicoterapia.
Como Directora ha sido muy fructífero, porque puedo compartir con otros toda mi experiencia como pedagoga y musicoterapeuta tanto en la organización, gestión y realización de seminarios, charlas y talleres.
Entre los años 2015 y 2020, Centro Benenzon Chile ha certificado a veintiuna personas como Técnicos en Terapia Benenzon, entre los que hay extranjeros y chilenos.
En 2019, Centro Benzon crea la Delegación Concepción a cargo del Técnico en TB, Luis Hormazábal, kinesiólogo del Hospital de Lota.
Como Directora del CBCH, participé en las primeras Jornadas Latinoamericanas de Terapia Benezon, realizada en Mendoza (2019), con la ponencia “El Cuerpo del Terapeuta en la Terapia Benenzon” y recientemente (2020) fui invitada como expositora al IX Encuentro Internacional de Investigación Musical -UNAB -Colombia.
Cristina tú has sido un eslabón importante también de Achim, ¿cómo llegaste ahí, cómo fue tu experiencia como fundadora y cómo has visto el avance de Achim con los años?
¡Mira!, Achim surgió mientras estudiábamos, primero por una necesidad de los estudiantes del postítulo. Luego se incorporaron profesoras como Susanne Bauer, Patricia Lallana y Patricia Ubilla. Se realizaron varias reuniones, muchas de ellas en mi casa, pues no contábamos con un lugar físico para estas.
Posteriormente comenzamos a sesionar en el Centro de Arte Crisol, lugar en el que estuvimos varios años. Fui elegida como tesorera en la primera y segunda directiva y, en años posteriores como Directora. En algún momento estuve como representante del Clam, lo cual me significó una gran experiencia profesional y personal. Tuve la oportunidad de conocer a la Presidenta del Comité del Clam, Juanita Eslava, cuando estuvo de visita en Chile.
Considero que el avance en Achim ha sido positivo en cuanto a algunas metas fijadas. Sin embargo, para que estas metas se logren en menor tiempo y, provoquen un verdadero impacto, hay que formar buenos y experimentados equipos de trabajo al interior de Achim. Todos(as) tenemos derecho a voz y a ser parte de un todo…Crear nuevas estrategias para llegar a la comunidad.
La Asociación debe velar por el bienestar de sus asociados, tanto en lo personal como profesional.
Y para ir terminando ¿Podrías dejar alguna palabra o mensaje para las nuevas generaciones de musicoterapeutas?
Les hablaría principalmente de la vocación de servicio, de la necesidad y capacidad para comunicarse con los otros, para lograr mejorar la calidad de vida del ser humano. No olvidar valores humanos tan importantes como la bondad, la solidaridad, la comprensión y el espíritu comunitario, esenciales en la vida y el trabajo de los musicoterapeutas.
En la gente joven hay mucha motivación por la búsqueda, por aprender cosas nuevas y eso me parece fantástico, creo que hay brindar las instancias para que estas personas tengan lo mejor posible, que tengan buenos maestros, buenos profesores, también con sólida vocación de servicio que amen lo que hacen.
Es tiempo de transformar …de transformarnos en el encanto que provoca ser y vivir en comunidad.
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